De niño podía encontrar diversión o inventar un juego nuevo casi con cualquier cosa en cualquier momento, parecía como si mi imaginación no tuviera límite alguno. Yo ya viví en los tiempos en dónde los primeros juegos de vídeo nos llenaban de mas diversión y Mario Bros era el nuevo súper héroe. No me preocupaba por ninguna otra cosa que no fuese jugar. Bueno, y la tarea escolar.
¿Tú recuerdas a qué jugabas cuando eras niño?
Seguramente también construías armas de cartón, plástico o madera para rescatar a la princesa en la torre de un castillo que estaba custodiado por un dragón o por un poderoso mago maligno y luchar contra los que te impedían llegar a ella.
Seguramente también construías armas de cartón, plástico o madera para rescatar a la princesa en la torre de un castillo que estaba custodiado por un dragón o por un poderoso mago maligno y luchar contra los que te impedían llegar a ella.
O quizá también construiste algún búnker mágico en tu cuarto rodeado de luces y trampas para así poder dormir seguro toda la noche. Tal vez te gustaba subir a los árboles, sentarte en alguna rama y poder observar todo y a todos desde las alturas.
¿Nunca intentaste construir algún vehículo súper veloz que pudiera llevarte a todo lugar que pudieras imaginarte? Yo si, y tengo una cicatriz en la pierna izquierda por querer cortar un trozo de madera con una segueta para usarlo de freno.
Vaya, qué recuerdos, ¿no?
¿Cómo olvidar las pijamadas, las travesuras y nuestros intentos por ser mayores?
Pienso tanto en esto últimamente, y no puedo evitar sonreír cada que recuerdo todas esas cosas que yo hacía cuando a penas era un niño. Pero ya hace algunos años me han dejado de llamar así: un niño.
Pienso tanto en esto últimamente, y no puedo evitar sonreír cada que recuerdo todas esas cosas que yo hacía cuando a penas era un niño. Pero ya hace algunos años me han dejado de llamar así: un niño.
Hoy en día mi adolescencia casi termina para iniciar mi juventud, y pronto seré un adulto. Ahora entiendo lo que decían todos los adultos cuando yo era pequeño; ellos decían que el tiempo había pasado muy rápido, en un abrir y cerrar de ojos. Pero yo no veía el tiempo pasar, de hecho, para mi no existía el tiempo. Para mi esas solo eran: "palabras adultas para confundir a los niños como yo". Y ahora los entiendo.
Ahora veo todo de otro modo, con otros ojos tal vez. Veo todo con ojos de adulto.
Ya no recuerdo cuándo fue la última vez que jugué al escondite o que me subí a un árbol. Ya no recuerdo la última vez que me enfermé por jugar todo el día bajo la lluvia. Ahora solo recuerdo cuándo es la próxima fecha para pagar la colegiatura.
Dicen que vas olvidándote de todos esos juegos "absurdos" al paso que vas creciendo. Yo creo que desde pequeños nos dicen eso, que un día vamos a crecer y tendremos obligaciones, que tendremos un empleo y una familia. Eso, aunque no nos importe en el momento, va quedándose poco a poco en nuestro cerebro hasta que ¡PUM!... Inconscientemente terminas por creértelo tanto, que lo haces sin mas.
Ahora veo todo de otro modo, con otros ojos tal vez. Veo todo con ojos de adulto.
Ya no recuerdo cuándo fue la última vez que jugué al escondite o que me subí a un árbol. Ya no recuerdo la última vez que me enfermé por jugar todo el día bajo la lluvia. Ahora solo recuerdo cuándo es la próxima fecha para pagar la colegiatura.
Dicen que vas olvidándote de todos esos juegos "absurdos" al paso que vas creciendo. Yo creo que desde pequeños nos dicen eso, que un día vamos a crecer y tendremos obligaciones, que tendremos un empleo y una familia. Eso, aunque no nos importe en el momento, va quedándose poco a poco en nuestro cerebro hasta que ¡PUM!... Inconscientemente terminas por creértelo tanto, que lo haces sin mas.
La famosa incoherencia: "De niños queremos crecer para ser adultos, y de adultos queremos volver a niños" es tan acertada que asusta.
Ahora me divierto con los niños que jugaban conmigo todos los fines de semana en algún bar, antro o en alguna fiesta, ingerimos alcohol casi hasta perder la conciencia y la noción del tiempo. Y nuestras conversaciones giran en torno a la música, a la escuela, a nuestras relaciones y ex-relaciones amorosas, y por supuesto, al sexo,
Cuando salgo solo, con mi pareja o con ellos, es casi inevitable preocuparme por algo; que por el tiempo, el clima, el tráfico, los lugares y el dinero. Cosa que ignoraba completamente cuando era solo un pequeñuelo.
Ahora sufro de resaca después de cada fin de semana que salgo con mis amigos en vez de sufrir por algún moratón causado por una caída en la bicicleta. El dinero que tengo me lo gasto en cigarrillos y alcohol cuando antes me lo gastaba en dulces y juguetes.
Ahora sufro de resaca después de cada fin de semana que salgo con mis amigos en vez de sufrir por algún moratón causado por una caída en la bicicleta. El dinero que tengo me lo gasto en cigarrillos y alcohol cuando antes me lo gastaba en dulces y juguetes.
¡Qué tiempos aquellos!
Sin duda no podemos evitar crecer para convertirnos en adultos, pero creo que la mejor forma de vivir es hacerlo siendo niños del corazón.
Cuando le quitas un dulce a un niño, llora, hace berrinche y se enoja contigo en el momento, pero pasados unos minutos lo olvida y vuelve a ser tu amigo, quiere jugar contigo y siempre con una sonrisa. Si haces eso con un adulto, seguro lo recordará por siempre y nunca te volverá a dirigir la palabra como lo hacía antes.
Tenemos que aprender a ser niños del corazón sin dejar de ser adultos de la mente.
Sonríe siempre, baila, salta, haz bromas, no guardes rencores y aprende a perdonar, si lo haces seguramente estarás mejor contigo mismo y con tu entorno.
Cuando le quitas un dulce a un niño, llora, hace berrinche y se enoja contigo en el momento, pero pasados unos minutos lo olvida y vuelve a ser tu amigo, quiere jugar contigo y siempre con una sonrisa. Si haces eso con un adulto, seguro lo recordará por siempre y nunca te volverá a dirigir la palabra como lo hacía antes.
Tenemos que aprender a ser niños del corazón sin dejar de ser adultos de la mente.
Sonríe siempre, baila, salta, haz bromas, no guardes rencores y aprende a perdonar, si lo haces seguramente estarás mejor contigo mismo y con tu entorno.
Realmente no tengo una fórmula secreta para volver a ser niños de nuevo, por que no existe, no podemos evitar el transcurso del tiempo sobre nosotros. Pero al menos creo que te he hecho sonreír y te he dado una pista para que puedas sentirte mejor.
Maximiliano Vélez.

