sábado, 29 de septiembre de 2012

En tu cumpleaños.





La última vez que te escribí en este espacio te pedí que no volvieras a soplar, y sin embargo, lo volviste a hacer. Creí que me desmoronaría como un viejo trozo de pan, pero ésta vez, ésta vez no fue así. Los ancianos tienen razón cuando dicen que "todos aprenden de sus errores". Y aunque fuiste mi mejor error, estoy consiente de que te cometí y créeme, he aprendido mucho.

Cuando soplaste de nuevo, sentí un cóctel de rencor, ira, amargura, nostalgia, aflicción, frustración y agonía en mi estómago. Más tarde descubrí que sólo eran mariposas furiosas intentando emerger. Por un momento parecía que iba a vomitar rencor, veneno, un nudo.
Desde mi óptica puedo notar que te fue muy sencillo darte la vuelta, darme la espalda y tomar la mano de otro hombre. Confieso que para mi no ha sido tan simple.
A causa de ésto he comenzado a dudar, y todo lo que decías sentir ahora se ha convertido en una gran incógnita muy parecida a un laberinto desolado. Por otro lado, una parte de mi aún cree en ti.

Ya te busqué, ya te vi, ya te encontré; ya te besé, ya te arrullé, ya te escribí; ya te desvelé, ya te provoqué risas, ya te provoqué sonrisas; ya te grité, ya te desperté, ya te velé; ya te consolé, ya te aconsejé, ya te cuidé; ya sequé tus lágrimas, ya jugamos, ya dormimos; ya corrimos, ya volamos, ya escribimos; ya descubrimos, ya lloramos, ya nos asustamos; ya nos emocionamos, ya te vi llorar, ya te vi volar; ya fuimos melodía, ya somos ruido, ya te vi sufrir; ya te quise, ya te amé, ya vivimos; ya te perdí, ya te extrañé, ya lloré, ya supliqué, ya oré, ya sufrí... Ya me harté. 
Ya hicimos de todo, ya vimos el tiempo pasar, la decisión fue tomada y las consecuencias, buenas y malas, vienen en camino. 

He decidido dejar de correr por un tiempo en esta vereda del amor, sentarme y ver. ¿Sabes?... Siendo sincero, espero que cuando decida levantarme y volver la mirada hacia ese camino, no te vea caminando hacia mi, pues eres una extraña y hermosa hiedra venenosa, sanguinaria y llena de espinos que intentan clavarse en mi pecho.

Amigos, mujeres, vicios, viajes, música, trabajo, meditación... He intentado desahogarme de formas y colores diferentes, ahora intento tranquilizarme escribiendo, y aunque posiblemente esto no te provoque una buena reacción momentánea, me siento bien de poder externar mi sentir.
Lo sé, quién lea esto creería que soy un perdedor lleno de odio y resentimiento, pero la realidad es que soy una persona que se ha cansado de sentir dolor y que se ha cansado de sentir ese nudo en la garganta que corta la respiración.

Creo que esto no te agradó, no te preocupes, esta es la última vez que escribo sobre ti en este espacio virtual. Aprendí a la mala que aún no te conozco completamente y que es mejor quedar de amigos que intentar "restaurar" una relación.

Sabes muy bien que mis sentimientos hacia ti son puros, sabes bien que en mi tienes un amigo de verdad. Sabes también que mi mano está extendida dispuesta a levantarte cuando tropieces, que mis oídos te escuchan, que mi hombro está listo para que apoyes tu cabeza en él y que mis brazos están listos para brindarte un abrazo sincero cuando lo necesites.
Hoy tenía una cita contigo a la cual decidí no asistir, y creo que ya has notado que mi demora se convirtió en ausencia.
Feliz Cumpleaños.



Maximiliano Vélez.